situaciones ¿cómicas?

Sábado a la noche, producida, impecable e impoluta procedía a abrir la puerta de mi casa en compañía de mi amigo David para recibir a Carla y a Matías, y en grupo pasar a buscar a la belleza rubia de Johanna, alias lambrechT (bien cabe aclarar, que suena lambrecheTTTe), y así ir a festejar el estreno del 2 delante de la edad, de nuestra querida Grisel. A paso tranquilo, y algo almidonado, cobijado en charlas amenas y de puestas al tanto, vemos súbitamente caer a un señor de edad algo avanzada, y quedar tendido en la vereda, cual película cómica. Matías, con gran urgencia e instintivamente corrió a socorrerlo, mientras que David con gesto alarmado me recomendaba quedarme a unos pasos, conociendo mi debilidad ante la visión sanguínea. Mientras tanto Carla pedía y marcaba un número de teléfono particular en donde nos aseguraba que estaría su mujer, quien al verlo en semejante estado, procedería a quitarle la vida, y Joha auxiliaba a los varones del grupo, que con gran destreza levantaron al hombre. Ante semejante despliegue de sangre y en vistas a confirmar el estado de borrachera del pobre nocturno, y tras haberle proporcionado varios pañuelos descartables para presionar consistentemente sobre la herida, estando a pocas cuadras de la guardia del Hospital Gandulfo, partimos en caravana a susodicho lugar. Una vez dentro, dejamos en manos expertas a nuestro amigo, acompañado de su bolsita de pan (vale de paso contar el por qué de la bolsa: por lo general, se escucha la frase 'vieja, ya vuelvo, voy a comprar un poco de pan', para que luego de unas horas vuelva con unas copitas de más).

Ya de vuelta en marcha, a lo lejos logro vislumbrar a una persona parecida a Vicky, y luego de varios aullidos a la orden de tal nombre, pudo escucharnos y esperar a que alcanzáramos su paso. Así, los 6 llegamos por fin a la casa de Grisel, alias Sánchez. Allí, entre conversaciones amenas, lguna que otra discusión acalorada, y más que varias carcajadas, y en compañía de varios más de los nuestros, pasamos una linda velada. Entre los lindos momentos puedo mencionar las interrupciones a Joha, las miradas cómplices con las Paulas, el maquillaje express a Sánchez, la reiteración de la rotación para las fotos, y la pregunta una y otra vez repetida 'al final ¿vamos a Dublin?

Partiendo a tal destino, luego de haber degustado la sabrosa torta de chocolate, en honor a la agasajada, y para la cual estuvimos un rato con Carla tratando de encender los fósforos, estábamos algo inseguros de la posibilidad de nuestro ingreso, cosa que se ratificó en presencia de un agente municipal apostado en la entrada al lugar. Así, tras otro intento frustrado, fuimos a la esquina de otro conocido rejunte, y ante la espeluznante vista de cientos de adolescentes enardecidos por la noche en la puerta, decidimos ir al clásico bolichín de la esquina de el paso por la barrera de Cerrito, el incansable Peteco's. Aunque la cola para el ingreso era algo larga, entre fotografías y charlitas, se pasó rápido. Una vez adentro, inmersos en la marea de hormonas caminantes, con paso seguro pero trabajoso llegamos a la pista de baile, donde al fin disfrutamos tranquilamente de la noche (y ojalá pudieran notar el tono de ironía, dado que estaba abarrotado de muchedumbre). Sin embargo, fue una noche hermosa, en compañía de amigos encarnados en el alma y en el corazón, y con no menos objetivo que festejar el cumpleaños de mi querida Sánchez.

Nos olvidamos de una cosa: realizar ese famoso llamado con posterioridad a la medianoche para desear feliz cumpleaños a tan alejado personaje.

NOTA DE LA FOTO: quien apretó el gatillo fue Mati, y falta Vicky que se había ido al cumpleaños de tan alejado personaje. Y las Paulas, bueno, son las Paulas.