Me trato

Me levanté con esas ganas de olvidar que llegan alguna vez en la vida. Mi vida parecía fluir en océanos de lágrimas y algunos cafés fríos, pero sin ánimo de perspectivas favorables, ni mucho menos. ¡Es que la desdicha de un corazón roto es tan difícil de llevar! Por eso quise escribirte, contarte de qué me trato ahora que ya no estás.
Me trato de angustia, pesar, y cosquillas en la garganta, esas que vienen antes del vendaval.
Me trato de millares de hojas de papel suave para sonar.
Me trato de ojos rojos y líneas oscuras que caen sobre mis mejillas. Algunas parecen tener días, otras están aún frescas. Pero todas están.
Me trato de eternas miradas por el ventanal, esquivando ojos y escuchando el pulular.
Me trato de medias hasta las rodillas, y unas chancletas de la abuela que me hiciste extrañar.
Me trato de labios mordisqueados.
Me trato de por ratos, un interminable tiritar.
Ya ves de qué trata mi vida, ahora que tú, ya no estás.

Dedicado nuevamente a ese amigo que está con el corazón roto,
a pesar de que nunca de esto se va a enterar.