Costumbres

Allí estabas, erguido bajo la incesante llovizna,
esa que suave, te cala hasta los huesos.
Detrás de toda esa parafernalia,
por fin me sentí en casa.
Húmedos los dos nos unimos en un solo abrazo.
No necesité más.
Y te canté, esa linda canción de Fito,
ese verso que nos gusta a los dos...
'creo que morir, es una sensación,
creo que vivir podría serlo,
pero ahora es algo mucho más real'.
Y te dije, nuevamente,
¡cómo no se me ocurrió a mi antes!
Y sonreíste. Con esa sonrisa que te abrillanta los ojos,
que te marca los pómulos, que te hace ver bien.
Me tomaste de la cintura,
y nos fuimos caminando,
como siempre, bajo el cielo oscuro,
ignorando a toda la gente.